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Mostrando las entradas de mayo, 2021

Lo que no quiero ser.

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No quiero ser tu reemplazo, ni que me reemplaces.  Quiero ser buenas nuevas, quiero ser ese limbo al que nunca podrás terminar de explorar.  Quiero ser una ola llena de sal y espuma, quiero revolcarte por la arena, quiero ser viento furioso que vuele tus penas.  No quiero recordarte a nadie, no quiero que veas a otros en mis ojos ni en los bordes de mis labios, quiero ser tan inesperada que si algún día me voy, empieces a comparar a todos conmigo.  No quiero que encuentres en otros lo que encontraste en nuestro idilio. Quiero que te aferres a mí, que me conviertas en tu capricho, que te cueste mucho dejarme ir.   No quiero tener contigo lo que antes hayas tenido con otros, quiero que no sepamos a donde vamos; que te quedes sin planes, que construyas futuros, que cuando ya no esté en tu paisaje te quedes sin puntos cardinales y que cuentes los días en las paredes del cuarto que vas a compartir con la nostalgia y tus soledades. 

Hay algo.

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Hay algo en la cotidianidad que me parece fascinante. Hay algo en su aura, en su familiaridad, en la seguridad que me transmite.   Hay algo en el limón de mi casa, en la pared despintada del vecino, hay algo en mi abuela sentada en su sillón al fondo del pasillo.  Hay algo en el señor de la tienda de la esquina cuando sabe lo que voy a llevar, hay algo en el hoyo de la puerta de mi cuarto y hay algo en la manera en la que mi gata se pone a ronronear.  Pero hace mucho que podaron el limón, que mi vecino pintó la pared y que mi abuela falleció.  Hace mucho que miro de reojo, con miedo y sí, con algo de esperanza, el sillón al fondo del pasillo. Espero algún día voltear y que no se sienta tan vacío.  Cambié la puerta de mi cuarto, dejé de ir a la tienda, me corté el cabello y mi reflejo en el espejo a veces me atormenta.  Pero hay algo también en lo inesperado de los ojos nuevos, hay algo en la manera en la que nunca sé qué va a pasar, hubo algo cuando cambié mi puerta y hay algo en mi pe