¿Cómo sé que sigo viva?
Siento los dedos de mis pies, las palmas de mis manos. Siento frío, calor; siento el viento en mi rostro helado como la mirada que quedó tatuada en mi hipocampo. Siento el fuego quemando como palabras incendiadas en toda mi cabeza y todos mis oídos y todas las venas que recorren mi cuerpo y sus cuerpos y todos los cuerpos. Siento el vapor del agua caliente en mi ducha que no logra desmanchar las manos que no fueron invitadas a mi cuerpo y siento en mi lengua el cepillo de dientes que no me limpia los besos y la lengua que entraron a las puertas de mi boca sin permiso y sin tocar. Siento las palmas de otras manos y los incendios de las cabezas de otros que me queman indirectamente y directamente deshacen hasta mi polvo y mis cenizas. Siento lágrimas, mis lágrimas, las lágrimas que formé en otras cascadas. Siento mi corazón y mi aliento y el orgasmo de madrugada en mi habitación solitaria. Siento el espacio en el que ni siquiera se nota mi propia presencia. Siento el eco del gr