¿Qué sabor tiene la poesía?
Al cielo de día, de noche; a un cielo despejado o cuando tiene pecas en forma de nubes.
Se asemeja mucho a cuando el cielo llora, a cuando está feliz;
a cuando duerme, incluso cuando lo desvelan las luces que inundan su ciudad.
No tiene horarios de visita, podría llegar a cualquier hora,
a veces aparece de maneras inesperadas pero siempre es bien recibida.
En mi propia línea del tiempo, la poesía tiene un pasado del que no está muy orgullosa,
un pasado vergonzoso y escabroso que no quiere que sea revelado.
Sin embargo, como todo en esta vida, si hay un pasado existe un futuro y con él la inevitable
sensación de que se pueda convertir en esas memorias hasta el mismo presente.
Por eso he decidido impulsar a mis letras a enfrentar al pasado,
para convertirse en él mismo y así crear un futuro.
Considero que es difícil exponer mis palabras al mundo,
pero siendo sincera, me da más miedo que se conviertan en olvido.
Quiero expresar cuando mis pensamientos me den una paliza,
también cuando me acaricien o me traicionen.
Quiero que lean cuando le ponga azúcar de más a mis cartas jamás enviadas y cuando le ponga tan poca que sepan muy amargas.
Por el momento solo tengo tazas para mi limonada,
pero si algún día compro una jarra
espero poder ser capaz de llenarla.
-FG
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